Frío en el ambiente y en los bolsillos: los descuentos se adelantan, qué compramos
Precios por las nubes, un invierno atrasado (el frío va y viene) y escasez de ventas. Un panorama que acelera las promociones, a las que en poco tiempo seguirá la liquidación de temporada. A no ilusionarse: por acá, los sales son siempre tibios, aunque aun así ofrecen cierto alivio para el bolsillo. Y a no equivocarse: muchas veces, cuando llegan los descuentos en cartel rojo nos obnubilan y terminamos comprando mal. De todos modos, conviene esperarlos y llegar primero, porque lo bueno se va enseguida.
Entonces, cautela y a no excederse. Que el impulso de las rebajas, incluso las de 40 o 50%, no te empuje al abismo. Te sugiero armar una estrategia y plan de compras para invertir bien, incluyendo la posibilidad de esa prenda “soñada” que te gustaría fuese tuya.
¿Conocés tu estilo, colores, la forma de tu cuerpo? Aquí, algunas sugerencias.
- Antes de salir, organizá tu armario. Probate todo lo que tengas y seleccioná sólo lo que te quede perfecto; que los colores sean los que iluminen tu rostro y lo resalten. Todo lo que no te favorezca, hacelo circular o guárdalo en otro lado.
- Anotá las prendas de tu fondo de armario (básicos en tonos neutros) que te hagan falta para completar nuevas combinaciones y looks.
- Tené en cuenta los tonos que te quedan bien según tu piel, cabello y ojos. Cada temporada tiene colores de tendencia, que para estos fríos son los cálidos: naranjas, dorados, tierra (camel, beige, chocolate), corales, amarillos avainillados, óxidos, verde manzana. Esto les plantea un problema a las paletas frías, que deberían pasarlos por alto.
- Estas últimas pueden animarse a un chocolate intenso, a la gama de los azules (apto para todas las pieles), los bordó, los rojos puros, los fucsias, violetas y verde botella.
- En cualquier caso, estas tonalidades deberían estar en las prendas superiores. Debajo, y lejos de la cara, elegí el tono que más te guste, siempre que, al igual que el corte, se adecue a tu figura.
- Cuando hayas hecho un análisis de los que te sientan de maravillas, sin importar que sean tendencia o estén accesibles, vas a estar más segura al elegir. Si las prendas no corresponden a tu paleta de colores, no las adquieras, porque los colores equivocados crean un efecto cansancio y destacan las líneas de expresión.
- También están los outlets, donde podés adquirir excelentes prendas de otras temporadas, a veces, con muy buenos precios. Te pueden sorprender. Preferí siempre los clásicos porque son atemporales.
- Las mejores inversiones son un tapado de paño línea recta, con cuello, solapa y botones centrales (los cruzados, sólo para las delgadas y sin curvas); el trench, en neutros, es una pieza sin tiempo; un blazer recto de largo intermedio, que no alcance el límite de la cola, con un botón o dos. También, el Spencer, saco que pase ligeramente la cintura y, en tiro medio, los pantalones rectos y las polleras línea A. En jeans, recomiendo el Oxford, con tacos para las bajitas.
- Alejate de la ropa que no corresponda a tu estilo y que no puedas combinar con dos o tres básicos de tu fondo de armario.
- Primero, que sean de buena calidad y correspondan a tu talla. Después, mirá el precio.
- No compres cuando las terminaciones y costuras sean defectuosas.
Como asesora de imagen y personal shopper, te recomiendo guardar parte de tu presupuesto para comprar en las liquidaciones. Siempre con la consigna de adquirir sólo lo que te hace falta. Actualizá tu guardarropa en cada temporada, cambiando lo que no funciona por prendas claves, que contribuyan a que te veas perfecta en todo momento.
El precio de la ropa
Les dejo un informe de 2016 sobre cómo se arman los precios de la moda en la Argentina, según un estudio de la CIAI y la Fundación PROTE-JER
Composición del precio final de una prenda de vestir
El análisis de la composición del precio final que abona un consumidor por una prenda de marca comercializada en un shopping o calle comercial muestra que más de la mitad del precio, alrededor de un 55% en promedio, está relacionado con gastos que abona el consumidor y que no remuneran a ningún eslabón de la cadena de valor textil e indumentaria. Este porcentaje equivalente al 55% del precio final de una ropa de marca, se destina al pago de impuestos, al de gastos inmobiliarios por alquileres en calles comerciales y/o shoppings, y los gastos financieros relacionados al uso de tarjetas de crédito y débito y promociones bancarias afrontadas por las empresas de indumentaria. Los impuestos (IVA, Impuesto a las Ganancias, Ingresos Brutos, e Impuesto a los Débitos y Créditos bancarios) equivalen aun 25,5% del precio final de la prenda de marca.
La inquietud que me queda es el margen de ganancia del 4,8% de los empresarios del sector, ¿será así?
Imágenes Pinterest y CIAI
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