Desde mi lugar como asesora de imagen querría poner de resalto que en modo alguno la edad se encuentra reñida con el estilo, la elegancia y la feminidad.
Lo que ocurre es que muchas veces se apodera tanto de los hombres como de las mujeres un terrible temor a envejecer.
Es decir, no es fácil aceptar el paso de los años, el cambio de nuestro cuerpo y, en algunos casos, se hace lo imposible para parecer más jóvenes, desplegando toda clase de artilugios para lograrlo, exagerando la forma de vestir y de lookearse.
Hoy en día, es común ver como las mujeres cuidan de sus cuerpos, no sólo en lo que respecta a su peso, sino que les gusta verse saludables y eso, para mí está perfecto, siempre y cuando no se convierta en una obsesión, o bien, en una competencia con sus hijas, tratando de lucir como adolescentes.
Es decir, son mujeres que van al gimnasio, hacen tratamientos de belleza y gastan realmente fortunas para intentar mantener esa onda juvenil. Se miran al espejo y sienten la compulsiva necesidad de exacerbar la exigencia estética en su cuerpo y en su rostro.
Hoy en día existen firmas internacionales reconocidas que están ocupándose de las mujeres que han cumplido más de 60 años de edad, y han decidido ofrecer colecciones de ropa y accesorios apostando a la belleza madura.
Por tal motivo, debemos priorizar la calidad de las prendas “menos es más”, ponernos pocos accesorios, maquillaje y estar lo más despojadas posible.
La “imagen es un todo” por tal motivo los looks actuales deben ser una fuente de motivación para lucir bellas sin importar la edad que tengamos.
La mayoría piensa que tener 60 años es ser una persona madura pero no senil.
Muchas mujeres lucen su belleza madura atreviéndose a usar lo que verdaderamente les gusta, sin que por ello pierdan clase ni el estilo personal.
Se puede estar linda, cómoda y sentirse muy bien eligiendo cada día cómo salir al mundo o cómo permanecer en el hogar.
Ahora bien, desde mi punto de vista sería recomendable que si se superó la edad de los 50 o 60 años la vestimenta deberá ser la adecuada.
¿Qué quiero decir con ello?
Esto no significa que se tendrá que optar por una vestimenta aburrida, anticuada y fuera de época, muy por el contrario, se trata de un momento en que la mujer “madura” deberá extremar los cuidados en su apariencia y preferir aquellas prendas que la hagan ver sobria, discreta y chic.
Algunas de estas mujeres eligen estilos más clásicos o minimalistas, en esta tendencia predominan las líneas rectas y sencillas que favorecen sobre todo aquellas figuras con tallas grandes.
Las faldas deberán tener un largo apenas por debajo de las rodillas.
Los escotes muy profundos, las transparencias o las polleras arriba de la rodilla, son elecciones de las que sin duda se deberá prescindir.
Los pantalones con corte recto y tiro medio son muy sentadores y lucen fantásticos para todo tipo de cuerpo.
Los colores pálidos como el blanco o crema iluminan el rostro.
También los tonos neutros son ideales para armar looks elegantes como el marrón y gris.
Para la noche está bien usar el color negro, la gama de grises, azules y beige.
Una prenda básica y muy sexy es un traje o un smoking de color negro.
Los zapatos también son muy importantes. Los tacos altos siempre estilizan, pero si no se puede con ellos, se deberá optar por zapatos planos o con tacos medio. Pero eso sí, se deberá cuidar el detalle de no parecer anticuadas.
Por ende, siempre se podrá elegir el look preferido, las opciones son ilimitadas y versátiles.
Por supuesto, me encanta que cada día más nos encontramos con mujeres maduras –entre las que me incluyo- que nos gusta lucir ¡geniales!
Expreso en mis charlas que hay algo que no podemos perder es la autoestima, por el contrario hay que revalorizarla en forma permanente, es fundamental saber quiénes somos, cuál es nuestro particular y único sello personal.
Cuándo logramos alinearnos con la edad y estar en perfecto balance, se produce la transformación esperada, todo fluye con naturalidad en nuestras vidas.
Descubrir el estilo que nos identifica es la base primordial de cualquier trabajo con la imagen, porque gracias al mismo, se genera seguridad y confianza.
Al hablar de estilo no me estoy refiriendo a seguir la moda en forma ciega, sin evaluar los costos que tendremos que pagar si lo hacemos en forma desubicada, porque lejos de parecer más jóvenes lograremos exactamente el efecto contrario.
Por su parte, la vestimenta, es un lenguaje que nos describe, por eso lo primero que debemos desarrollar es el “sentido común”, el criterio de la “ocasión” y por supuesto luquearnos según la edad que tengamos.
Es fundamental alinear la imagen exterior con el estado interno, así, cuando nos miremos en el espejo veremos una imagen poderosa y es, en ese momento en el que los asesores de imagen estamos seguros de que nuestro trabajo está terminado.
Si bien soy consciente del profundo rechazo cultural a la vejez, al pelo con canas y a las arrugas, es importante ocupar espacios en la belleza femenina, que permitan destacarse, teniendo la firme convicción de ser las protagonistas del propio espacio vital, sabemos lo que queremos y lo que no queremos, lo que nos queda bien y lo que no, en definitiva se trata de despojarnos de la devoción y culto por mantener vivo el pasado y comencemos a aceptarnos sin complejos ni limitaciones de ninguna especie.
Sólo se trata de brindar más amor, pasión por la vida, por nuestros proyectos cotidianos y estilo de vida.

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